Ocho de la mañana. Recogida de chip ¿No dicen que a quien madruga Dios le ayuda? ¿Habré sido la primera? Allí no hay prácticamente nadie y todavía están montando el chiringuito. Como es demasiao pronto aprovecho para dar una vuelta, tomar un algo y hacer un pis. De regreso comienza a notarse más ambiente, pero NI DE COÑA estamos allí los 1000 inscritos... Es lo que pasa con las carreras gratuitas, que al final la gente se raja.
Nueve menos tres. Tomo posición, en la parte de atrás, junto con los caracoles y las tortugas.
Nueve en punto. Cinco, cuatro, tres, dos, uno y PUM. Dan la salida.
A partir de aquí, se acabó el volver a mirar el reloj hasta el final de la carrera. Así me lo he propuesto. Lo único que me interesa saber son los kilómetros que voy haciendo. Ni tiempo ni pulsaciones. No quiero ir condicionada. Ya me enteraré al final.
Salida un poco lenta, con los típicos tapones hasta que la gente toma su posición. Mejor, porque así no me embalo. Entre la emoción del comienzo y que coges el ritmo, el primer kilómetro suele pasar casi sin que uno se entere. Hoy no podía ser menos. Oigo a alguien decir que vamos para hacer 28 minutos. Como soy de letras no me entero del ritmo, o hago por no enterarme...
Tengo la sensación de que puedo ir algo más rápido. Correr en bajada es fácil. Quisiera no dejarme llevar... El cartel avisa de que llegamos al kilómetro 2. Sigo sin referencia de tiempo. Voluntariamente me voy frenando. O al menos esa es la impresión que tengo. No puedo evitar pensar en las dos cuestas que me esperan.
Llegada al kilómetro 3. De frente ya se ve la estación de Atocha. Ahora sí que sí. Bajo el ritmo. A 200 metros me espera la primera cuesta, la de Alfonso XII. En la carrera del BBVA esta fue la que me mató. Y el Ángel Caído se encargó de rematarme.
Comienzo la primera subida. Son unos 250 metros. Voy trotando. Otros corredores me pasan. Si aprieto un poco más volveré a ser abofeteada en la entrada al Retiro cuando me encuentre de frente con la segunda cuesta. No quiero que hoy pase.
Por fin llego arriba. Pero al girar a la derecha mi Demonio intenta subirse a la chepay decirme que pare. No le voy a hacer caso. Por mi santo... que voy a subir trotando. Los 500 metros que me separan de la estatua se hacen eternos. Me acuerdo de que el corazón forma parte de mi cuerpo. Sin embargo, consigo llegar al final la cuesta y alcanzar el kilómetro 4 sin echarlo por la boca.
Último kilómetro. Lo primero es recuperarme un poco. Si puedo apretar, ya lo haré al final. Tan pronto parece que vas bajando como lo contrario. Pero ya está casi hecho. Se oye cada vez más cerca al speaker. Último giro a la derecha y arco de meta que se ve a lo lejos. Noto que voy fundida. Veo el reloj oficial. Por primera vez durante la carrera tengo la referencia real del tiempo. Marca 27 minutos y pico. Recta final. Aprieto lo que puedo, adelanto a una chica con la que me he "batido en duelo" durante los últimos metros, y llego a meta. Segundos después paro el Garmin y lo miro: marca 28,05 minutos.
Puedo decir que es mi mejor marca personal en una carrera de 5 kilómetros. Claro, que también es la primera de esta distancia en la que participo Lo cierto es que tengo algún parcial mejor en carreras de 10 kilómetros. Pero... ORGULLOSÍSIMA.
Sólo me queda decir que la organización HA SIDO EXCELENTE. Y todo a coste cero. El total de llegados a meta no ha llegado a 700. Una pena que más de 300 corredores que realizaron la inscripción hayan preferido quedarse en casa. Esto no ayuda a que se organicen más carreras gratuitas.
¡Carrera terminada!
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